jueves, 3 de septiembre de 2020

29 de mayo

Si me lo dicen antes, hubiese salido huyendo. 

Siempre he tenido una filia con las noches y ultimamente empiezo a darme cuenta de por qué. 

He tenido dudas y miedos que cuando he conseguido decir en alto han apartado con una caricia.

Mis mejores recuerdos están empezando a ser tumbada junto a ti en cualquier sofá, tarareando una canción que hemos escuchado sin darnos cuenta o, simplemnte, compartiendo silencio uno cerca del otro. 

Empiezo a encontrar la paz tocando tu piel con mi mano y no he tardado en comprender que es porque me estás enseñando a quererme. 

Porque no recuerdo la primera vez que me tuviste en brazos, pero sí recuerdo las veces que he necesitado que me sostengan y has sido tú quien me ha cogido. 

Ahora sé que te quiero, que lo hago sin ninguna condición, porque aunque no te necesito cerca no quiero tenerte lejos nunca. 

 

 

 

martes, 1 de octubre de 2019

00:12

Dejé el pasado en el beso de aquella noche. Estábamos en un punto exacto entre tu casa y la mía y me miraste de una manera que no habías hecho nunca antes.

Sé que solté parte de mis miedos esa noche porque cuando dijiste en forma de interrogante "¿crees que esto está bien?" lancé una sonrisa. Pero estaba sonriendo más para mí que para cualquier otra persona en el mundo. Por fin me estoy dejando llevar, por fin tengo al corazón y a la razón conduciendo en la misma dirección y en vez de estar haciendo lo que debería, estoy haciendo lo que quiero.

A veces es muy difícil darse cuenta de las cosas cuando no quieres ver lo evidente y yo estuve un tiempo negando lo que los demás habían visto. Nunca dudaré de que ese mal trago me hizo crecer y probablemente si volviésemos atrás volvería a tropezarme con las mismas piedras.

Aquella noche de la que hablo algo cambió en mi cabeza. Sé que me volví valiente porque te confesé que había complejos que existían y, aunque aún no sabes cuales son, estaría dispuesta a contártelos. A veces me gustaría que pudieses entrar en mi cabeza y le dieses orden a todo lo que pasa ahí dentro, pero al tiempo me di cuenta de que podrías hacerlo si realmente te dejase.

A veces tengo miedos que no sé decir en voz alta pero te contaría cada vez que nos quedamos a solas porque no vas a juzgarme y eso hace que la soga que tengo en el cuello cada vez esté más floja.

No creo en las casualidades ni en el destino, pero a veces me hacer dudar porque parece que apareciste aquel día porque te necesitaría conmigo el día que se tambalease todo.

Tengo claras tantas cosas desde hace un tiempo que me parecería una mentira empezar a decir que lo que he ido haciendo no es lo que quería estar haciendo en el momento. Por eso aquella noche todo empezó a ordenarse, como un efecto dominó al que sólo le faltaba el empujón final.

Entonces estábamos tu y yo. Y yo y mi cabeza. Y absolutamente todo parecía tener sentido porque no me estaba arrepintiendo, a pesar de las preguntas que me hacías para asegurarte de que estaba justo donde quería estar.

Aquella noche, cuando subí a casa, tuve claras muchas cosas. Pero sobre todo, fui consciente de que esta vez sí había pasado página.



miércoles, 22 de mayo de 2019

23:34


No entiendo a quién le gusta poner límites.


¿Acaso desde fuera pretendes controlar lo que late dentro de mi pecho?

No veo error en enamorarse en una sola semana. No veo error en querer vivirlo todo rápido, intenso, ya.

¿Quién te crees que eres para criticar lo  que siento?

Conocí a alguien una vez y al poco tiempo ya quise verle dormir. Me parece tan maravilloso dormir con alguien. Aporta tanta paz ver a dormir a quien aprecias. A veces pienso que las cosas que duran para siempre son las que no olvidamos por mucho tiempo que pase. Quizás es el beso que no te esperas el que dura eternamente y no el que te dan todos los días porque es lo que debe hacerse.

Una vez conocí a alguien que me pidió ser sincera y desde aquel junio le prometí que todo lo que pasase por mi cabeza se lo diría. Lo sigo haciendo a día de hoy y aunque siempre ha sido muy intenso me pareció maravilloso descubrir cómo se siente eso.

Me criticaron por latir a 140 latidos por minuto dentro de un coche a las 6 de la mañana sin preguntarse que quizás necesitaba ese bombeo de sangre para sobrevivir a lo que tenía encima. Me estaba faltando oxígeno y la bocanada de aire que me salvó la vida vino de quien acababa de llegar y sin saberlo me quitó la estabilidad enfermiza que me mantenía dentro de la gravedad de convertirme en quien no quería ser.

Y fue intenso.

Intensidad. Me criticaron la intensidad y fue aquel por quien me estaba perdiendo. Ahora sonrío cada vez que imagino que sería imposible este todo entre toda la nada que compartíamos.

A veces recuerdo aquel año. Aquel junio. Aquel verano. Estuvo de lleno de cambios, pero fue el mayor acierto. 

No me arrepiento.

Lo prometo.

No me arrepiento.


martes, 23 de octubre de 2018

Si te preguntan por mí

A veces cuando nos marcan las cosas parece que el tiempo se para. Pero siempre, siempre pasa. Y con el tiempo pasa la vida, los proyectos, las personas.

Y entonces también pasan las preguntas. Querrán saber de ti, de lo que haces, de lo que hiciste y cómo llegaste a donde estás. Querrán saber tus cambios, tus avances, incluso de tus caídas.

Y algún día aparecerá mi nombre. Te vendrán recuerdos y no sabrás qué responder.

Si me preguntan por ti ya tengo respuestas.

Me preguntaron por ti y supe poner el final. Te quité los suspensivos, las comas, los punto y seguido. Y dije que fuiste.

Me preguntaron por ti y dije que pasaste y acabaste y que ya no somos. Siempre tienen la manía de abrazarme. Yo les sonrío, les devuelvo el abrazo y sonrió.

Estoy bien.

Si te preguntan por mí diles que estoy feliz. Que el verano pasó y con el pasó la tormenta y el tormento. Que ahora soy solo calma.

Diles que he batido mi récord en días sin llorar por primera vez en mi vida, y que quienes estuvieron ahí entonces siguen a mi lado viéndome reír.

Que lo malo pasó y tuve a mi lado personas maravillosas que no quisieron marcharse. Diles que tengo al menos ciento cincuenta proyectos nuevos y que todos los haré con la misma ilusión que tenía  a los cinco años. 

Diles que no me volví jamás fría, que me hacen sentir mucho. Que he sentido cosas por las noches, a plena luz del día, encerrada en un coche o en una calle abarrotada de gente.

Diles que he reído como hacía mucho tiempo que no hacía, que sigo recibiendo abrazos que curan  y que ahora todo me parece tan precioso que no concibo vivir de otra manera.

Si te preguntan por mí espero que no te hagan daño, porque mi respuesta siempre será una sonrisa. Porque un día escuché que responder a un puñal con una sonrisa duele más que hacerlo con otra puñalada.

Diles que tengo mil momentos nuevos, que he conocido otros ojos, otros labios, otras manos. Que he conocido caricias que me cambiaron el mundo, que ojalá siempre me provoquen tantos zoológicos por centro como han conseguido hacer en unos meses.

Diles que tengo personas que convierten mis días, que hacen felices los lunes, los martes se van de cervezas, los jueves los convierten en sábados y los domingos me enseñaron a no echar de menos porque están. 

Diles, también, si no es mucho pedir, que las cosas pasan. Que supieron hacer de nuevo las noches cortas, felices, efímeras. Que convirtieron lo más simple en increíble porque no tienen otra forma de vivir. 

Diles que me volvieron valiente. Que he tenido conversaciones íntimas que me ayudaron a conocerme a mí misma. Que las palabras me siguen arreglando, pero tener la seguridad de que si levanto el teléfono, esta vez sí tendré respuesta me demuestra cosas que hasta entonces no había esperado.

Si te preguntan por mí, diles que ya no dueles.

Que otros supieron hacerme feliz. Y que no tengo intención de dejar de serlo. 





domingo, 2 de septiembre de 2018

Necesito

Necesito que me abraces.
Que me abraces como todas esas veces en las que coges todos mi trozos y los juntas como si no se hubiesen separado nunca.
Como todas esas veces en las que llegas y parece que me sujetas el mundo.

Necesito que me sostengas.
Porque ahora parece que solo me sujeta una cuerda y que siempre estoy a punto de caerme.
Como viviendo en un tropiezo constante.

Necesito que me toques.
Y sentirte cerca, más cerca, aún más. Para hacer que el resto del tiempo los kilómetros no importen si con un sólo roce consigues curarme.

Necesito que me mires.
De esa maldita forma que tienes de verme por dentro con tan solo buscar mis ojos y hacerme sonreír. Porque al fin y al cabo me estás viendo rota y aún así te quedas a mi lado.

Necesito que me cojas.
Que me cojas la cara entre tus manos y me digas que estoy guapa., aunque al mismo tiempo tengas que limpiarme una lágrima.
Nadie sonríe como una niña triste.

Necesito que me beses.
En la frente para espantar todos los males. En la nariz para sentir todo tu cariño. En la mejilla para sentirme reconfortada.

Necesito dormir contigo.
Porque espantas todas mis pesadillas. Y estar contigo es soñar tanto despierta como dormida. Y no me hace falta nada más si miro y te tengo al lado.

Así que por todo eso, necesito que me abraces, que me sostengas, que me toques, que me mires, que me cojas, que me beses, dormir contigo.

Te necesito. A ti no me da miedo decírtelo. Contigo nunca he tenido dudas. Te necesito. A ti. Conmigo.

Porque te quiero. Y hoy, como todos los días, te echo terriblemente de menos.

miércoles, 22 de agosto de 2018

23:59

Hoy me ha llegado tu olor.

Olía a como olías tú cuando aún eras tú. Cuando había un nosotros.
Me ha palpitado tan rápido el corazón... te he buscado con los ojos por todo mi alrededor sin que se notase que lo estaba haciendo. Pero no eras.

Después he sonreído. Como si nada. Como si no se me hubiese pausado la vida otra vez. Como si no me hubiese distraído. Como si no se me hubiese llenado la mente de cientos de recuerdos.

Y el corazón ha vuelto a su sitio. Al que ocupa ahora digo, que no sé cuál es, pero no es el que debería.

Luego todo ha continuado. Como lleva haciendo desde entonces. Como me lleva pasando desde ese día, cuando atravesé una puerta que pensé que nunca atravesaría por última vez. Todo ha seguido tan rápido como me parece ahora que pasa el tiempo, ahora que me siento como en un stand by constante.

He ido de compras. Y mientras que hacía como que no pasaba nada he pensado en todas las veces en las que podría haber ido contigo y no fui. O en qué no me cruzaría contigo en ninguna de esas tiendas porque tú nunca entrarías ahí. O en que puede que ya ni siquiera uses la misma talla que yo me sabía de memoria.

Todo ha seguido tan rápido, tan como si nada, que he sentido la necesidad de darme el pésame por estar cayéndome a cachos y que nadie los estuviese viendo esparcidos por el suelo. Y he querido llevarme flores, llevarnos flores.  Ha sido entonces cuando me he dado cuenta que no tengo sitio donde hacerlo.

He tenido una conversación hablando de ti pero intentado no pronunciar tu nombre, y cuando lo he escuchado en la boca de otro me ha sonado tan raro que me han entrado ganas de ir a enterar mis restos.

Después de todo eso me han dado un abrazo, me han limpiado dos lágrimas y me han dado tres besos.

Y no sé si esto es estar agonizando o sobreviviendo.

jueves, 16 de agosto de 2018

Aun

Aun te quiero.

A pesar de lo pasado.
Del nosotros que ya no es.
Del caos.

Aun te quiero.

Cuando pienso en mi yo de diecinueve años.
Y en el de veinte
Y en el de los dos después.

Aun te quiero.

Y recuerdo las risas, las sonrisas, las prisas.
La pausas.
El avance.

Aun te quiero.

Y los viajes, los abrazos, los besos.
Los no te vayas nunca.
Los over the rainbown.

Aun te quiero.

Y están las lecciones.
Los de más.
Los de menos.

Aun te quiero.

La distancia.
El reencuentro.
Los trenes.

Aun te quiero.

Los momentos.
Los siempre.
Las promesas.

Aun te quiero.

El nosotros.
El futuro.
El ahora.

Aun te quiero.

Y luego crecer.
Los cambios.
Las dudas.

Aun te quiero.

El adiós.
La vuelta.
El mareo.

Aun te quiero.

La decepción.
El llanto.
La falta de aire.

Aun te quiero.

El abrazo a traición.
El beso de judas.
El no pasa nada.

Aun te quiero.

Romper.
Quebrarse.
Juntar las piezas.

Aun te quiero.

Y todo lo malo de después.
Y echar de menos.
Y el dolor que queda en el centro del pecho.

Aun te quiero.

A pesar de los pesares.

Aun te quiero.